24 enero, 2008

"Corrupción en Miami" o "Miami Vice" para los pedantes. Una seriaca de las buenas.


¿Recordais el sonido de la percusión electrónica mientras veíamos el agua pasar a toda velocidad? Luego unos toques de sintetizador (un proteus 2000 tan tan utilizado en los 80) y la música de Jan Hammer daba entrada a los créditos de Corrupción en Miami (Miami Vice). ¡Qué seriaca! Y es que el personaje que estaba detrás era el productor y director alemán Michael Man, que tras alucinarnos con "Miami Vice" se puso a hacer pelis como "El último Mohicano", "Heat" o "Collateral".

¡Qué tiempos aquellos! Las ropas, las casas con paredes de cristal y decoración minimalista, la noche de miami... inolvidable. Viendo "Collaterall" se siente algo de aquella sensación nocturna que transmitía "Corrupción en Miami". Desde luego, Michael Mann es para mí un ídolo a la hora de recrear ciudades por la noche.



Los actores fueron un acierto. Don Jonhson era tan guapo entonces, tan interesante. Después descubrimos que se bebía el agua de los floreros y le cascaba a su mujer. Menos mal que esta se fue con nuestro "Anchonio". Lo bueno de Miami Vice era que, incluso los protagonistas, no eran personajes planos. Había contradicciones, no eran dechados de virtudes.

El capítulo que más me gustó fue ese en que Sony Crocket era víctima de un atentado mientras realizaba una misión como infiltrado en una red de narcotraficantes. Perdía la memoria y se convertía en un auténtico narco. En un momento del capítulo, se encuentra cara a cara con su compañero Ricardo Tubbs. Lo encañona pero no lo mata. Empieza a atar cabos, y finalmente se entrega a sus antiguos compañeros, capitaneados por el teniente Castillo, interpretado por ese gran actor y director que es Edward James Olmos.



Y los secundarios también eran personajes con carisma. Destacaba el traficante metido por necesidad a confidente, llamado Evan. Un sociópata tierno, un asesino al que sus sentimientos de culpa no dejaban vivir. Diferente a los personajes estereotipados de los 80. Era lo que los actores llaman un "bombón", un personaje que merecería la pena interpretar hasta gratis.



La música. ¡Qué pasada! Ete aquí una de las claves de la serie. Ver un capítulo de "Corrupción en Miami" era sinónimo de escuchar buena música. Jan Hammer era el autor de la sintonía, cortinillas y temas compuestos para la banda sonora. Llegaron a editarse tres discos con la música de la serie. Fueron un éxito de ventas. No era para menos. A la música de Jan Hamme hay que unirle temas de Phil Collins, o Depeche Mode.

Una curiosidad. El Ferrari Testarrossa de las últimas temporadas era blanco. Pero en principio era negro y uno del equipo se la pegó probándolo y el taller más cercano sólo disponía de pintura blanca, y se empezaba a rodar la temporada en 24 horas, así que no hubo tiempo de hacerlo de otra manera.

Otra cosa curiosa fue el cambio al Ferrari Testarrossa. Cuando empezó la serie no había presupuesto para un Ferrari, y compraron un Chevrolet tuneado para que pareciera un Ferrari Daytona. Cuando la serie tuvo éxito, Ferrari les regaló el Testarrossa a cambio de destruir el Daytona falso, cosa de la que se encarga en un capítulo un traficante de armas con un misil TOW en una demostración privada para Sony Burnett (el alter ego de incógnito de Sony Crocket). Menuda carica ponía Don Jonhson.

¡Qué tiempos más buenos! En mi clase se escandalizaban porque mis padres me dejaban verla. ¡Qué cosas! Disfrutad de otro tema de la banda sonora. Este es mi favorito.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué serie más fea.

Jaime Aguirán dijo...

Tu culo só que es feo. :D XD

Anónimo dijo...

yo la veía (ah, y el culo de wilwarin no es feo XDDD)

Anónimo dijo...

El Crockett's Theme es de una belleza conmovedora.