07 junio, 2009

"El primer hombre", de Albert Camus.


Con cuarenta años y ante la tumba de su padre, muerto cuando hacía tan solo un año que él había nacido:

"Cormery, Henri, herido mortalmente en la batalla del Marne, muerto en Saint-Brieuc el 11 de octubre de 1914".

"Y la ola de ternura y compasión que de golpe le colmó el corazón no era el movimiento del ánimo que lleva al hijo a recordar al padre desaparecido, sino la piedad conmovida que un hombre formado siente ante el niño injustamente asesinado, algo había ahí que escapaba al orden natural y, a decir verdad, ni siquiera tal orden existía, sino sólo locura y caos en el momento en que el hijo era más viejo que el padre".

Sobre su madre:

"Hay seres que justifican el mundo, que ayudan a vivir con su sola presencia".

El maestro de la escuela:

"Con el señor Bernard era siempre interesante por la sencilla razón de que él amaba apasionadamente su trabajo (...) No, la escuela no sólo les ofrecía una evasión de la vida de familia. En la clase del señor Bernard por lo menos, la escuela alimentaba en ellos un hambre más esencial todavía para el niño que para el hombre, que es el hambre de descubrir. En las otras clases les enseñaban sin duda muchas cosas, pero un poco como se ceba a un ganso. Les presentaban un alimento ya preparado rogándoles que tuvieran a bien tragarlo. En la clase del señor Germain, sentían por primera vez que existían y que eran objeto de la más alta consideración: se los juzgaba dignos de descubrir el mundo. Más aún, el maestro no se dedicaba sólo a enseñarles lo que le pagaban para que los enseñara: los acogía con simplicidad en su vida personal, la vivía con ellos".

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