23 octubre, 2007

Solidaridad con los vecinos de Cañada Real.


Escribo esta entrada con una mezcla de verguenza y orgullo. Verguenza por la injusticia sufrida por una familia de magrebíes a la que le han derribado la casa, por el muchacho al que la policía le ha hecho perder un ojo y por el niño de siete meses que ha perdido su madre por el brutal desalojo perpetrado por la policía. La violencia ejercida por los vecinos de Cañada Real contra la policía viene motivado por un sentimiento de indignación y responde a una lógica defensiva. Defendieron sus hogares, sus vidas. Verguenza por el clasismo y el racismo que destilan los prejuicios que toman por delincuentes a los 40.ooohabitantes de la barriada. Orgullo por la solidaridad expresada por los vecinos, por su valiente rebeldía y por su sencilla humanidad. Ellos dicen que han derribado la casa de un albañil, pero que las casas donde se vende la droga siguen en pié. No son delincuentes. Son seres humanos, y mejores que todos aquellos que los meten en el mismo saco de la delincuencia y el vandalismo. Los buenos vecinos de Cañada Real no están solos. Nunca lo estarán. El espúreo motivo por el que la autoridad los quiere echar de sus casas es el lucro especulativo del suelo y la construcción. ¿Se prevé construir una urbanización de lujo en esos terrenos pecuarios? Piensa mal y acertarás. Si no, ¿por qué tanta saña y violencia? No voy a ser yo quien hable. Serán los medios de comunicación.


EL BUSCADOR. TELECINCO. http://www.elbuscador.telecinco.es/dn_263.htm

Las condiciones del desalojo, por parte de la Policía, han sido muy violentas, de este modo las consecuencias han sido muy graves. Una madre perdió a su bebe estando embarazada de siete meses. Un joven ha perdido la visión de un ojo. Además, había menores que temieron por su vida.
Después del derribo de sus casas, se han puesto manos a la obra y todos los vecinos se ayudan mutuamente para poder tener una vivienda en condiciones de nuevo. Abdul, uno de los afectados, declara a El Buscador, que en tan sólo tres días y gracias a sus colindantes va a tener su casa en poco tiempo.
Los miembros de La Cañada quisieron denunciar a nuestro programa que las casas donde se vende droga no han sido desalojadas y reiteran, una y otra vez, el trato recibido por la Policía y que por eso mismo se tuvieron que defender.


EL PAÍS. Presión policial en la Cañada Real. Más de 50 agentes controlan el acceso a la zona de la casa derribada el jueves. M. C. BELAZA / Á. CORCUERA - Madrid - 23/10/2007.

"Sólo les falta pegarme un tiro. Ya no me queda nada, ni casa ni furgoneta". Abdul Ghailan, de 30 años, perdió el pasado jueves su vivienda de la Cañada Real Galiana, que fue derribada por una grúa municipal. Ayer, un control policial le arrebató también su medio de vida, una furgoneta que utiliza para llevar material de construcción. No tenía la documentación, perdida, según asegura, entre los escombros de su casa. Enseñó el seguro, a su nombre, pero no fue suficiente.
La policía no deja de vigilar la zona de la Cañada en la que vivía Abdul, la parte norte del poblado. Por la mañana, la Policía Nacional paró y cacheó a los vecinos. Algunos aseguran que hubo cuatro detenidos, extremo que la policía no confirma. Por la tarde, 20 vehículos de policía nacional antidisturbios, municipal y guardia civil llegaron sobre las seis a uno de los accesos, parando a los conductores y registrando los coches de todos los que regresaban de trabajar a sus casas. "Sólo es un control rutinario", indicó un agente.
La noticia de la llegada de los furgones corrió como la pólvora por la Cañada. Los vecinos decidieron meterse en sus casas ante el temor de una carga policial. "¡Vienen a por nosotros!", gritaba una mujer, muy nerviosa. "Luego dicen que les provocamos, pero llevamos toda la tarde aquí tranquilos y mira..." Por la rendija de la puerta de una casa se veían los ojos de una niña marroquí muy asustada.En la Cañada Real viven, según cálculos policiales, unas 40.000 personas en viviendas ilegales que se han ido asentando en la zona desde los años 70. Los vecinos saben que no tienen derecho a estar allí y que en cualquier momento el Ayuntamiento podía decidir tirar abajo sus casas. Pero no entienden por qué ahora ni por qué se ha derribado sólo la casa de un marroquí, aunque haya una orden judicial. "Creo que es un error político muy grande lo que ha ocurrido", razonaba ayer Kamal Rahmouni, presidente de Atime, la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes en España. "Y en el contexto de islamofobia que vivimos esto no ayuda nada. Las administraciones tienen que ponerse de acuerdo y plantear ya una solución para todos estos vecinos, españoles, marroquíes y de otras nacionalidades, que llevan muchos años viviendo aquí con sus hijos. No se les puede echar a la calle sin más cuando ellos han permitido que esto crezca sin límite durante más de 30 años", añade.


ABC. ¿Por qué se paga IBI en la Cañada Real? SARA MEDIALDEA. MADRID. Martes, 23 de octubre de 2007.

Un total de 667 fincas pagan actualmente el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en la Cañada Real. Durante los últimos días, con motivo de los fuertes enfrentamientos producidos el jueves durante el desalojo y derribo de una de las construcciones asentadas sobre este terreno -público y no urbanizable-, otros vecinos de la zona han mostrado sus recibos del IBI como prueba de que sus casas no eran tan irregulares; no al menos a la hora de pagar.
Los residentes en la zona defendían su derecho a permanecer en las que han sido sus casas durante décadas, y esgrimían como prueba de que podían seguir allí los recibos del IBI que el Ayuntamiento madrileño les pasa religiosamente cada año, desde hace aproximadamente quince.


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