04 agosto, 2008

Niños en una prisión afgana.

Reproduzco el reportaje encontrado en El País.

Los hijos de las reclusas de la prisión de Pul-e Charkhi viven junto a sus madres, condenadas por asesinato, tráfico de drogas, adulterio o abandono del hogar. Una serie fotográfica del fotógrafo de AP, David Guttenfelder.


Niños en una prisión de Kabul. En las cárceles de Afganistán hay 226 niños que viven junto a sus madres, condenadas por asesinatos, adulterio o abandono del hogar. El fotógrafo David Guttenfelder, de la agencia AP recorrió el interior de la prisión de Pul-e Charkhi, Kabul, el pasado mes de abril. En la fotografía Jamila, a la derecha, en un balancín en el patio de la prisión de Pul-e Charkhi, Kabul, junto al hijo de otra reclusa. La madre de Jamila cumple una condena de siete años por adulterio, de los que ya ha cumplido los primeros 10 meses. AP - 2008-08-03.





Condenada por asesinatos. Shiringul cumple una condena de 20 años de prisión por pertenecer a una banda que robaba y mataba a taxistas. Fuma en el interior de su celda de la prisión de Pul-e Charkhi, junto a sus hijos Melina, de 7 años, y Hekmatullah, de 6. Cinco personas han sido ejecutadas por pertenecer a esta banda, entre ellos el marido de Shiringul y su hijo de 13, que fue ejecutado cuando cumplió los 18. (AP Photo/David Guttenfelder). AP - 2008-08-03.






Nacida en prisión. Habiba sostiene a su hija Nazanin, de tres años,y nacida en prisión. Nazanin aún no anda. Su madre ya ha cumplido 10 años de condena por un asesinato. El número de mujeres encarceladas en el país asiático asciende a 304. (AP Photo/David Guttenfelder). AP - 2008-08-03.



Colegio en prisión. Los hijos de las presas asisten a las lecciones matutinas del colegio del centro penitenciario. (AP Photo/David Guttenfelder). AP - 2008-08-03.




Indulto. El hijo de la presa Makai, sentada en el suelo a la izquierda, trata de quitarle el velo a una compañera de celda. Makai fue arrestada por abandonar hogar, pero el 10 de mayo de 2008 fue indultada por el presidente Karzai. (AP Photo/David Guttenfelder). AP - 2008-08-03.





Una celda con televisión. Dos niños de reclusas ven la televisión sentados junto a Adele, una soudafricana que cumple su segundo año de los siete a los que fue condenada por tráfico de droga. Adele es la única mujer a la que se le permite tener acceso a televisión, privilegio que no tienen las reclusas afganas. (AP Photo/David Guttenfelder). AP - 2008-08-03.




Frías galerías. Reclusas y sus hijos caminan en el interior de las frías galerías de la prisión de Pul-e Charki. (AP Photo/David Guttenfelder). AP - 2008-08-03.





Dificil lugar para criar a un hijo. Mansour tiene un año y medio. Sólo ha conocido el interior de la prisión de Pul-e Charkhi. Su madre cumple una pena de siete años por abandono de hogar. “Lloro todos los días porqué no puedo dejar a mi hijo salir de la habitación por su comportamioento. Es duro para mi ver a mi hijo comportarse así. Aprende cosas malas de otros niños. No lo puedo criar bien aquí”. (AP Photo/David Guttenfelder). AP - 2008-08-03.





Atado a una pata. Para evitar que su hijo Bezad, nacido hace año y medio en prisión, haga trastadas, su madre Washma, que cumple una condena de siete años por adulterio, lo ata a los pies de su litera. 2008-08-03.




Media vida en prisión. Zalmai, de ocho años, espera detrás de una cortina que hace las veces de puerta de la celda donde ha vivido durante los últimos cuatro años con su madre Parigul, presa por haber abandonado su hogar. AP - 2008-08-03.


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