26 agosto, 2008

Minifaldas y violencia sexual en México.

Reproduzco la entrada publicada por Fran Sevilla en su blog Vagamundo. El mundo es ancho y ajeno.




MINIFALDAS Y VIOLENCIA SEXUAL EN MÉXICO




Por Fran Sevilla el 26 Ago 2008.

"Hace demasiado tiempo, mucho más que demasiado tiempo, que el argumento que justifica al agresor y culpabiliza a la víctima en los casos de agresiones sexuales y violaciones está instalado en la mente retrógrada de muchas personas, la inmensa mayoría de las veces, hombres. Jueces, sacerdotes, rectos padres de familia, policías, funcionarios públicos o incluso dirigentes políticos. El último caso, público, notorio, y vergonzoso, acaba de vivirse en México".

"La Iglesia Católica mexicana, por pluma de su aplicado servidor, el sacerdote Sergio G. Román, ha recomendado a las mujeres que no lleven minifaldas para evitar ser asaltadas sexualmente. “Cuando exhibimos nuestro cuerpo sin recato, sin pudor, lo prostituimos porque provocamos en los demás sentimientos hacia nosotros a los que no tienen derecho” escribe el padre Román en una publicación digital dirigida a preparar a los católicos para el VI Encuentro Mundial de la Familia que se celebrará en México D.F. el próximo año".

"Curioso el lenguaje del padre Román. Utiliza el género masculino, “nosotros”, y sin embargo está pensando en el género femenino, "vosotras, hijas de Eva, pecadoras". No se conoce el caso de un hombre mexicano (yo al menos no lo conozco) al que se diga que ha sido violado por ir provocando al llevar shorts o una camisa ajustada o exhibiendo sus pectorales".


"Las recomendaciones del padre Román y de la Iglesia Católica están en la línea de algunas sentencias judiciales en las que se ha considerado un atenuante o se ha absuelto al acusado de una violación porque la “mujer iba provocando”, porque “no vestía con recato”. Me pregunto qué habrán sentido las mujeres de Ciudad Juárez, de otras ciudades mexicanas, de Guatemala, de toda América Latina, de España, de casi todo el mundo donde la violencia de género es una realidad tan brutal como implacable".


"Ese desprecio por la mujer, ese deseo de dominación, ese intento del macho por dominar su alma y su cuerpo que revela la violencia de género tiene su origen en la mentalidad que subyace tras las recomendaciones de la Iglesia Católica mexicana. Recuerdo un comentario, sangrante, que me hizo una vez un empresario mexicano de Ciudad Juárez cuando le hablé sobre el drama que había percibido allí con relación al feminicidio: “Si una no se mete en líos no tiene problemas; algo habrán hecho”. Este empresario vive protegido por altos muros y alambradas, con varios guardas de seguridad armados hasta los dientes. ¿Si él no ha hecho nada –me pregunté- para qué necesita toda esa protección? Y sin ser mujer".


Tienes razón, Fran. Lo mismo que dicen los obispos, jueces, policías y políticos mexicanos (y que deben pensar muchos hombres corrientes en ese país), lo dicen los españoles. Solo hay que estar un poco atento. Un obispo español achacó la pederastia y el abuso de menores a los propios menores, que, según este sujeto, "provocan con su actitud". Asqueroso. Los hombres estamos muy mal. El género masculino está enfermo.

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