10 mayo, 2008

Ah mon amour... "je n'en connais pas la fin". Una canción, dos versiones.


Ah, mon amour. ¡Qué sensación tan maravillosa! Y sin embargo todo tiene su revés. Pero dejemos los malos recuerdos, y recordemos los buenos. "Je n´en connais pas la fin" es una canción que fue compuesta en 1939 por Marguerite Monot (música) y Raymond Asso (letra). La compusieron para Edith Piaf, la más grande cantante melódica europea del siglo XX. A finales de siglo, un muchacho de fina y conmovedora voz, enamorado de la música francesa, realiza una versión que merece ser escuchada. Pero primero escuchemos a Edith Piaf, la maravillosa Edith Piaf...ah, mon amour...






Depuis quelque temps l'on fredonne,
Dans mon quartier, une chanson,
La musique en est monotone
Et les paroles sans façon.
Ce n'est qu'une chanson dus rues
Dont on ne connaît pas l'auteur.
Depuis que je l'ai entendue,
Elle chante et danse dans mon cœur.

{Refrain:}
Ha ha ha ha,
A mon amour,
Ha ha ha ha,
A toi toujours,
Ha ha ha ha,
Dans tes grands yeux,
Ha ha ha ha,
Rien que nous deux.

Avec des mots naïfs et tendres,
Elle raconte un grand amour
Mais il m'a bien semblé comprendre
Que la femme souffrait un jour.
Si l'amant fut méchant pour elle,
Je veux en ignorer la fin
Et, pour que ma chanson soit belle,
Je me contente du refrain.

{Refrain}

Ils s'aimeront toute la vie.
Pour bien s'aimer, ce n'est pas long.
Que cette histoire est donc jolie.
Qu'elle est donc belle, ma chanson.
Il en est de plus poétiques,
Je le sais bien, oui, mais voilà,
Pour moi, c'est la plus magnifique,
Car ma chanson ne finit pas.

{Refrain}



Maravillosa, ¿verdad? Pues ahora escuchad la versión que realizó Jeff Buckley en una actuación en el Teatro Olympia de París, la ciudad que vivió a la Piaf, el mismo lugar en el que Edith realizó conciertos antológicos, convirtiéndose en la más grande entre las grandes. Imaginemos a Jeff, en los años noventa, antes de que muriera ahogado por un corte de digestión en el Mississippi. Está lleno de vida. Aparece en el escenario por uno de los extremos. Se dirige al micrófono con su guitarra eléctrica. Su manera de tocarla no es la de un rockero convencional. La toca como si de una guitarra acustica se tratara, sin distorsionador. Y comienza a cantar en la tierra de Edith Piaf una canción de Edith Piaf. Hay que ser muy valiente, y estar muy seguro de sí mismo. Ah, mon amour...










Y ahora, ¿con cual os quedáis? Yo lo tengo claro. Con las dos.

5 comentarios:

Wilwarin dijo...

¿Porqué elegir cuando se puede tener todo? yo también me quedo con las dos...

Por cierto, y luego la cursi soy yo??

Ahh, mom amour...
eres un moñas... pero no se te ocurra cambiar ;P

Anónimo dijo...

La primera foto me ha recordado ha una dolorosa sevillana que se puede ver en esta imagen:

http://bp3.blogger.com/_WELQij8_RHU/RufPsp_An6I/AAAAAAAADFU/V2u433gwS6U/s1600-h/Hispalis_029.jpg

Anónimo dijo...

Quise decir "a" una dolorosa sevillana (sin hache), Madre de Dios de La Palma, que por otro lado me parece una talla preciosa.

Jaime Aguirán dijo...

Sí, hombre, y si mi abuela tuviera ruedas no sería mi abuela, sería el Ranault de Fernando Alonso. Edith Piaf es el doble de una virgen sevillana. Toma ya. Algún día te va a caer un trueno en la cabeza. Ay mi amargura, qué bonita mi amargura. Pensándolo bien, Edith Piaf tuvo una vida muy amarga, así que ese será el nexo, ¿no?

Anónimo dijo...

Tú observa la expresión facial y la posición de las manos, ¡un calco! Qué, ¿te ha gustchao la Amargura? Sí. Cómo no tche va a gustcháh semehante ehquisité, ¡míala con qué mahestchá va!