15 febrero, 2009

Ensoñaciones entumecidas.

Leer -sobre todo tonterías- no es bueno. Me deprimen. Cuando no hay nada interesante que decir, mejor callarse. Allá cada cual con su vida. El uso de los demás como si de pañuelos de papel se tratara es tristísimo. Retrata a quien lo hace. Las excusas, las autojustificaciones, las tonterías, la inmadurez, cierto grado de egolatría injustificada (o sea mediocridad), una falta de humildad y de mínimo agradecimiento por quien es sincero y te dice la verdad aunque duela...

Lo mejor es dejar de molestarse y seguir andando. ¡Circulen, circulen! ¡No hay tiempo que perder!

Yo eso ya lo he visto. Prefiero seguir caminando y descubrir otros mundos -que estan en este-. Solo hay que salir de casa y caminar. El mundo no viene a tu encuentro a menos que salgas al suyo. Lo demás es palabrería. Para vivir y disfrutar hay que sufrir, sacrificarse. ¿Cómo disfrutar del placer sin saber lo que es el sacrificio? La vida cambia. Mejor que seamos nosotros quienes lo hagamos. Si no otros nos la organizan para decirnos "tranquilo, tú no te preocupes que ya estamos nosotros para eso". Primero son los padres, luego los políticos y los burócratas. "Tú tranquilo", no vayas a descubrir que eres capaz de hacer algo más que vegetar y hacernos caso.

-Sí, pero es que...

Decirle a alguien a quien aprecias que puede ser la solución, en lugar de ser el problema, debe ser un gran pecado. La respuesta...el silencio. A otras cosas que no me hagan pensar más que en mi "plácido" entumecimiento vital al que me he acostumbrado. Así de sencillo. Nuevos amigos, pocos compromisos. Facilidad, por favor. Nada de contrariedades. Solo facilidades, divertimento. Y no asumir que habrá cosas que, seguramente, jamás se podrán alcanzar. Y sin embargo pisar el acelerador a fondo...hasta que...de nuevo...

-Sí, pero es que...

Solo tengo esta oportunidad. Lo mejor es seguir andando. El camino va a ser largo. Descubriré nuevos paisajes en compañía de mis compañeros. Ya sabeis quienes sois. No hace falta que os nombre. A pesar de las largas distancias, son muchos años de amistad cotidiana, de risas, tristezas, silencios, discusiones, enfados. Lo cotidiano, la presencia real, el olor, el espacio, el gesto...son las cosas que llevan a la trascendencia. El camino a la inversa es imposible. La vida ha de ser real, física y cotidiana, o si no, no es vida. Será una quimera, una ensoñación, una emulación de la vida. Anteponer una emulación a lo real, y llegar a dejar de lado la realidad con banales excusas...

-Sí, pero es que...

-Pero es que nada. Mucha suerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué inteligente eres, maño. La vida es una (más otra para los adeptos a diversas religiones o sectas, que está por ver...). Cada uno que la viva como quiera, pero que no se esté lamentando continuamente de sus propias decisiones.