10 abril, 2007

A cuatro años del comienzo



VETERANOS POR LA PAZ

Esta declaración de antiguos soldados norteamericanos fue publicada en el boletín mensual de Socialismo Libertario de marzo de 2003. Sus contenidos, llamando a la deserción a las tropas en Irak, siguen siendo plenamente actuales.
Llamamiento firmado por más de 400 veteranos del ejército de EE.UU.

Somos veteranos de las Fuerzas Armadas de los EE.UU. Estamos con la mayoría de la humanidad, incluidos los millones de personas de nuestro país, que se oponen a que los EE.UU. entren en guerra contra Irak. Nos embarcamos en múltiples guerras y tenemos variados puntos de vista políticos y creemos que esta guerra es una equivocación. Muchos de nosotros creímos que servir en el ejército era nuestro deber y que nuestra labor era defender este país. Nuestras experiencias en el ejército han hecho que cuestionemos mucho de lo que se nos ha enseñado. Ahora vemos que nuestro verdadero deber es alentar y animar a los miembros de las Fuerzas Armadas de los EAU que descubran para qué están siendo enviados a luchar y a morir y cuales serán las consecuencias de sus acciones sobre la humanidad. Apelamos a vosotros, al servicio activo y reservistas, a seguir vuestras conciencias y hacer lo correcto.



En la anterior Guerra del Golfo se nos ordenó como tropas asesinar desde una distancia de seguridad. Devastamos Irak desde el aire, asesinando a cientos, miles, incluidos civiles. Recordamos la carretera a Basra –la Autopista de la Muerte- donde se nos ordenó asesinar a iraquíes que huían de las bombas. Arrasamos zanjas, trincheras, enterrando a gente viva. El uso de armas de uranio empobrecido dejaron radioactividad en los campos de batalla. El uso masivo de pesticidas, de drogas experimentales, de depósitos de armas de combustión químicas y de fuel oil crearon un cóctel tóxicos que aún hoy afectan tanto a la población iraquí como a los veteranos de la Guerra del Golfo. Uno de cada cuatro veteranos de la Guerra del Golfo está inválido.



Durante la Guerra de Vietnam se nos ordenó destruir Vietnam desde aire y tierra. En “My Lai” masacramos alrededor de 500 mujeres, niños y ancianos. Esto no fue un error. Es la guerra misma. Usamos “Agent Orange”contra el enemigo y sufrimos sus efectos en carne propia. Conocemos lo que es el trastorno post-traumático porque los fantasmas de unos 2 millones de hombres, mujeres y niños aparecen todavía en nuestras peores pesadillas. Muchos se quitaron la vida al regresar a sus hogares. Si decides participar en la invasión a Irak, formarás parte de un ejército de ocupación. ¿Sabes lo que se refleja en los ojos de personas que te odian en lo más profundo? Deberíais pensar cual es realmente vuestra “misión”. Estáis siendo enviados a invadir y ocupar a un pueblo que, como tú y como yo, intentan vivir sus propias vidas viendo crecer a sus hijos. Esto no plantea amenaza alguna a su líder ¿Quiénes son los EE.UU. para decirle al pueblo iraquí cómo tienen que gobernar su país cuando muchos en EE.UU. no creen siquiera que su presidente haya sido legalmente elegido?



A pesar de que Sadam cometió sus más aberrantes crímenes con el apoyo de los EE.UU, hoy es vilipendiado por gasear a su pueblo y fabricar armas de destrucción masiva. Este apoyo incluía el proporcionar los medios necesarios para fabricar armas químicas y biológicas. Contrastamos también los horrendos resultados del embargo económico liderado por los EE.UU. Más de un millón de iraquíes, fundamentalmente niños, han muerto debido a esas sanciones. Después de haber destruido la totalidad de sus infraestructuras de todo el país como son los hospitales, generadores de electricidad y plantas de tratamiento de aguas, los EE.UU. interrumpieron la importación de mercancías, medicinas, componentes químicos y otros productos imprescindibles para restablecer las necesidades básicas.



No hay nada de honorable en asesinar. Esta guerra en un asesinato en toda regla. Cuando en una guerra injusta, una bomba “lanzada por error” asesina a una madre con su hijo, no es un “daño colateral”, es un asesinato. Cuando en una guerra injusta, un niño muere de disentería porque una bomba ha dañado una planta de depuración de aguas residuales, no se están destruyendo “infraestructuras enemigas”, es un crimen. Cuando, en una guerra injusta, un padre muere de un ataque al corazón porque una bomba destruyó las líneas telefónicas por lo que no se pudo llamar a una ambulancia, no se trata de una “orden para neutralizar y controlar los servicios”, es un crimen. Cuando, en una guerra injusta, miles de granjeros pobres llamados a filas mueren en una trinchera para defender el lugar donde han vivido toda su vida, no es una victoria, es un crimen.



Veteranos de guerra encabezan, junto a vuestra participación, las protestas contra una guerra en Irak. Durante la guerra del Vietnam, miles de combatientes tanto en Vietnam como en los EE.UU. se negaron a seguir órdenes. Muchos resistieron y se rebelaron. Muchos objetaron a su conciencia y otros fueron encarcelados antes de levantarse en armas contra el “enemigo”.
Durante la Guerra del Golfo, muchos GIS resistieron de distinta manera y por diferentes razones. Muchos de nosotros dejamos de lado estas guerras y nos unimos al movimiento pacifista.



Si los pueblos del mundo llegan alguna vez a ser libres, esto será cuando la condición de ciudadano del mundo prevalezca sobre la de soldado de una nación. Ahora
es el momento. Cuando recibáis órdenes, vuestra respuesta tendrá un profundísimo impacto en las vidas de millones de personas en Oriente Medio y aquí, en vuestros lugares de origen. Vuestra reacción ayudará a marcar el rumbo de nuestro futuro. Tendréis que elegir a lo largo del camino. Tus comandantes querrán que obedezcas. A nosotros nos urge pensar. Nos urge hacer elecciones que nazcan de nuestra conciencia. Si eliges resistir, nosotros estaremos contigo porque creemos firmemente que nuestro verdadero deber está con todos los pueblos del mundo y su futuro común.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aprendiendo de la sabiduría de los pueblos... y lo absurdo de todas las guerra y enfrentamientos.


Es una historia que viene un poco de todas partes. La encontramos en casi todas las culturas.


Un día el amo le dijo a los esclavos:


-Sois libres.

-¿Qué? -exclamaron los esclavos-. ¡Pero no eres tú quién debe decidirlo! ¡La iniciativa tiene que venir de nosotros y si no es así no vale!

-Pues bien -dijo el amo-, decidíos.

-¿Qué? -exclamaron entonces los esclavos-. ¿Tú nos das órdenes? ¿Y para qué sirve ser libres?


La discusión, que se había enfocado mal, pronto se hizo agria. Y le siguió una larga guerra, muy larga, tan larga que los que hoy luchan han olvidado las razones por las que empezó.


Tomado de Jean-Claude Carrière, El círculo de los mentirosos, Ed. Lumen, Barcelona 2001, p. 108.