19 agosto, 2006

Casa Larrucha

En un rincón del pirineo aragonés hay una casa muy antigua en la que moran unas personas muy especiales. Son una familia que decidió ir a vivir al Valle de Hecho, concretamente a la bella y entrañable localidad de Ansó. Es un lugar ideal para vivir, aunque en invierno es complicado, porque la nieve es muy bonita, pero también muy engorrosa.
El cabeza de familia se llama Luis. Es muy buena persona. Muy carismático. Y muy mañoso. Tan pronto te cocina unos platos que no se los salta un gitano, como te corta a hachazos la madera, te monta una red telemática o te pinta un paisaje en acuarela. Y es muy buen amigo, muy gracioso y cariñoso.
La mamá se llama Arantxa. Es una maestra muy buena y todos sus alumnos la quieren mucho. Y es muy valiente. Un día que me vino a buscar a Jaca en el coche para ir a Ansó, sufrimos un peligroso ataque de una manada de vacas salvajes pirenáicas. Yo pasé mucho miedo, pero ella, en una audaz y valiente estrategia, las fue evitando y esquivando. Fue un hecho muy traumático. La jefa de las vacas salvajes pirenáicas se nos quiso chulear soltándonos una boñiga delante nuestra.
Luego está la niña Cecilia, que es como una mariposilla pero sin alas. Yo antes la veía más a menudo. Cuando los niños son muy pequeños se ve su naturaleza. Cecilia es muy buena, y va a ser muy buena persona y muy inteligente. Y cuando sea mayor y pueda ir sola a los sitios, se podrá ir a Expoforga, y se lo pasará chupi.
Por último en Casa Larrucha también vive Juan. Es el hermanito de Cecilia. Es casi tan valiente como su madre, pero claro, como es todavía pequeñito, pues no mide bien los peligros todavía, y se pega unas galletas finas. Sospecho que cuando estuve en Casa Larrucha, me confundió con un oso, aunque eso es normal. Me lanzaba un zarpazo con una mano y me decía ¡¡¡Arrrggggg!!! Lo dicho, que es muy valiente, y también muy listo porque me confundió con un oso. No con un ciervo, un pato o una lombriz, no. Con un oso. Los que me conocen saben de lo pertinente del simil.
Y todos forman una familia que te hace sentir muy bien. Casa Larrucha es bonita y acogedora por las personas que viven en ella. Un abrazo.

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