17 julio, 2009

Asesinatos de mujeres en Chechenia

Fuente El País.

Asesinada una investigadora de los abusos del régimen checheno
Hallado en Ingushetia el cadáver de Natalia Estemírova 


PILAR BONET - Moscú - 16/07/2009

Natalia Estemírova, jefa de la filial en Chechenia de la organización Memorial, fue brutalmente asesinada ayer tras haber sido secuestrada por la mañana al salir de su casa de Grozni, la capital chechena. Con su muerte desaparece de esa conflictiva región del Cáucaso la más importante fuente de información independiente sobre los abusos, tropelías y crímenes que comete con total impunidad el régimen de Ramzán Kadírov en esa república rusa.

"Los únicos que tenían interés en matarla son Kadírov y los bandidos que le rodean", dijo Svetlana Gánnushkina, miembro de Memorial y presidenta de la ONG Ayuda Cívica, que la víspera estuvo trabajando junto con Estemírova en Grozni. "Estamos ante un régimen de delincuentes que son encubiertos por Moscú. Debemos proteger a nuestra gente", manifestó Gánnushkina. "Natalia tenía miedo, pero se arriesgaba y estaba investigando secuestros, incendios punitivos provocados y ejecuciones sin juicio", añadió.



Este mes, Estemírova había acusado a las fuerzas de seguridad de Chechenia de varios asesinatos. En un caso, los agentes irrumpieron de madrugada en el domicilio de Madina Iunúsova, una joven de 20 años casada con un checheno "exterminado" en una operación policial, y encerraron a sus padres y a sus dos hermanas pequeñas en el cuarto de calderas, tras lo cual rociaron con gasolina la casa y le prendieron fuego. Unos vecinos salvaron a las víctimas de las llamas. Al día siguiente, los uniformados entregaron el cadáver de Madina a sus parientes y ordenaron enterrarlo discretamente. Antes, la joven fue descubierta -herida de gravedad y aislada por agentes policiales- en una clínica de Grozni.

En otro caso, ocurrido el 7 de julio, el checheno Rizván Albékov y su hijo Aziz fueron secuestrados por la policía y unas horas después Rizván fue conducido al pueblo de Aujkinchu-Borzoi y ametrallado en un "castigo ejemplar". Los secuestradores amenazaron con hacer lo mismo con todos los que ayudaran a los guerrilleros.

El cadáver de Estemírova fue encontrado ayer por la tarde cerca del pueblo de Gazi-Yurt, en la república de Ingushetia, con heridas de bala en la cabeza y en el pecho. Antes de que sus raptores se la llevaran en un coche, Estemírova consiguió gritar pidiendo auxilio. La víspera de su muerte, Natalia acompañó a Gánnushkina, cuando ésta intentaba en vano visitar en Grozni a Masjud Abduláev, uno de los seis estudiantes chechenos recientemente deportados a Rusia desde Egipto. Masjud es hijo del comandante guerrillero Supián Abduláev y los defensores de derechos humanos creen que Kadírov lo utiliza para presionar a su padre.

Natalia Estemírova, una maestra de 50 años, era una inestimable fuente de información de las violaciones de derechos humanos en Chechenia, tanto durante la guerra como después. Fue la primera galardonada con el Premio Anna Politkóvskaya en 2007 y se había enfrentado reiteradamente a Kadírov, que la expulsó de un consejo asesor por negarse a cubrirse la cabeza, una norma anticonstitucional que el líder checheno ha convertido en obligatoria.

En diciembre pasado, Estemírova contaba a esta corresponsal cómo Kadírov había intentado amedrentarla en una cita privada en abril de 2008. "Fue un encuentro alucinante y Kadírov me pareció un verdadero idiota, pero no consiguió asustarme", dijo la activista. Estemírova había denunciado los asesinatos de mujeres y estaba especialmente preocupada por la indefensión de las jóvenes ante Kadírov y sus hombres semianalfabetos, curtidos en la lucha contra todos los que se oponen a sus caprichos. "Aquí hay horribles burdeles donde tienen a chicas para los soldados y eso sucede porque las mujeres están en una situación muy dependiente en este régimen que aplasta la dignidad humana", decía. "Nadie puede expresar aquí una opinión diferente a la de Kadírov. Han conseguido establecer la dictadura", afirmaba Estemírova, que deja una hija de 15 años, que, por razones de seguridad, envió en 2008 a estudiar fuera de la república caucásica.

Estemírova afirmaba que en Chechenia la situación ha empeorado y hay más desapariciones desde que fue abolido el régimen contraterrorista.

Fuente El País.

La voz que desafió al régimen checheno

PILAR BONET - Moscú - 16/07/2009

Natalia Estemírova recibió una andanada de groseros insultos y de parte del funcionario del régimen de Ramzán Kadírov que guiaba a un grupo de corresponsales extranjeros de visita en Grozni en diciembre pasado. Su único pecado era haberme ido a buscar frente a un teatro donde los organizadores chechenos de la visita nos habían preparado una sesión de coros y danzas.

Cuando el responsable checheno se enteró de la cita particular, dio rienda suelta a su ira contra la representante de la organización de defensa de derechos humanos Memorial. "Esa mujer que sólo cuenta mentiras y cosas negativas sobre nosotros. Es una basura. De ahí han salido todas esas historias sobre esas putas", exclamó refiriéndose a las siete mujeres que fueron asesinadas a tiros a finales de noviembre en Grozni.

La mañana era fría y soleada. Enfundada en su abrigo, Natalia aguantó paciente y terca la retahíla. No perdió ni por un momento la compostura. Sus ademanes eran suaves; su aspecto, frágil; sus ojos penetrantes y en alerta.

De camino a la sede de Memorial, Estemírova explicó cuánto sufrimiento ocultaban las fachadas restauradas y lujosas de Grozni. Le preocupaban los secuestros, las intimidaciones a las familias de los adolescentes que se habían echado al monte por falta de perspectivas, las operaciones policiales "que no buscan la captura sino el exterminio del perseguido". "Kadirov ha conseguido establecer una dictadura. Esto es como en el año 1937 en la URSS. Este régimen aplasta la dignidad humana y esto no acabará bien. La parte más activa de la población no quiere vivir así y emigra al extranjero. Europa está llena de chechenos. Nadie se atreve a contradecir a Kadírov".

En la cocina de Memorial, junto a una taza de te, Natalia hablaba de las mujeres asesinadas y consideraba que los crímenes eran "muy extraños", con un "carácter demostrativo" y no "tradicional". "Según las costumbres, si una chica deshonraba a su familia y ésta decidía matarla, eso ocurría de forma muy cerrada para que los extraños no se enteraran de la deshonra. Y aquí las echaron en la cuneta de forma demostrativa". Natalia efectivamente había suministrado información sobre aquellas muertes que apuntaban hacia los órganos policiales. Fue publicada sin su firma en Nóvaya Gazeta, el periódico donde trabajó Anna Politkovskaya. Estemírova sabía lo que arriesgaba y lo asumía como quien asume un destino inevitable que le supera. Aceptaba lo imprevisto, estaba dispuesta en cualquier momento a acudir allí donde la necesitaban y de interceder por los que pedían auxilio y lo hacía de forma sencilla, cotidiana, armónica. Nada que ver con el sentido de misión grandiosa y la conciencia de la propia importancia que otros exhiben.

Hablamos de la poligamia, una costumbre en auge, tanto que, según dijo, algunas mujeres de funcionarios se habían dirigido al primer ministro Vladímir Putin para que prohibiera el segundo matrimonio. "Kadírov por lo menos tiene dos mujeres. Una de ellas vive aquí cerca. Quedó clasificada en segundo lugar en un concurso de belleza", afirmaba. Natalia, hija de padre checheno y madre rusa, se mostraba tolerante con la poligamia, "una forma de legalizar el estatus de la amante y de dar seguridad a los hijos". "Después de la guerra", decía, "es algo comprensible, porque hay menos hombres que mujeres, pero lo que está mal es que las obliguen", afirmaba.

Su aspecto frágil era engañoso. Cuando Kadírov intentó que se cubriera la cabeza, Estemírova se plantó."Dije que el pañuelo me lo pondría cuando me diera la gana y que nadie me obligaría a llevarlo. Lo dije en televisión y lo dije en una conversación confidencial con Kadírov y otros funcionarios, en la que no nos pusimos de acuerdo en nada. Después me expulsaron del consejo asesor del presidente", contaba.

Varias llamadas de móvil interrumpieron la conversación. El funcionario de Prensa se ponía nervioso. A la salida de Memorial, dos agentes del Servicio Federal de Seguridad local nos pararon y nos amenazaron con un expediente por habernos apartado del grupo, lo que según ellos era una violación del régimen contraterrorista por entonces vigente. Natalia salió a hablar con los agentes, y éstos acabaron por llevarnos en coche a la mezquita, donde Kadírov a la intemperie a varios grados bajo cero contestó a preguntas de los corresponsales.

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